Trump presiona a Ucrania para que reconozca las anexiones rusas como un hecho consumado
EEUU apuesta por un alto el fuego total en abril entre Moscú y Kiev, y presiona a Ucrania para que se resigne a la pérdida de los territorios anexionados por Rusia.

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Estados Unidos ha abierto en Riad unas negociaciones a tres bandas con Rusia y Ucrania, por separado, para sentar las bases de un alto el fuego generalizado en la guerra antes del 20 de abril. Para ello pretende que Kiev acepte la cesión de todos o parte de los territorios anexionados por Rusia en los tres años de guerra, además de Crimea, tarea nada fácil porque supondría la admisión por Ucrania de su derrota militar y contaría con la oposición radical de sus aliados europeos, que se preparan para prolongar el conflicto.
Pero el presidente estadounidense, Donald Trump, y sus negociadores saben perfectamente que sin ese reconocimiento fáctico de la victoria militar rusa y de sus conquistas, por muy injustas que puedan ser, no solo no habrá armisticio, sino que el riesgo de confrontación con Moscú aumentará en unos momentos en los que la Casa Blanca tiene su mirada puesta en otros escenarios del tablero geopolítico mundial, como Irán o China.
Por eso las negociaciones de Arabia Saudí pretenden sentar en una mesa a los ucranianos y los estadounidenses, este domingo, y en otra a éstos y a los rusos, este lunes, tratando de tapar siquiera un poco las profundas brechas que los separan y que han convertido la tregua admitida por el Kremlin esta semana con aquiescencia de EEUU en papel mojado.
La tregua rusa despreciada por ucranianos y rusos
Este alto el fuego de un mes para no atacar las infraestructuras energéticas de ambos contendientes ha sido ya vulnerado por los bombardeos tanto rusos como ucranianos con oleadas de drones por una y otra parte. Nadie confía en que esta tregua parcial dé para más. Se busca una apuesta mucho más importante.
Por eso, ha llamado la atención de las declaraciones que fuentes estadounidenses cercanas a las negociaciones han hecho a la agencia de noticias Bloomberg sobre la intención de Trump de alcanzar "un alto el fuego total" antes de la Pascua cristiana, el domingo 20 de abril.
No obstante, indicaron las fuentes, esta fecha es orientativa y para lograr ese propósito es fundamental que en las conversaciones en Riad se llegue a algún tipo de acuerdo de mínimos, así como en la próxima cumbre entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, en Arabia Saudí también y en una fecha aún pendiente de anunciar.
Sería ésta la tercera vez que los líderes de las dos mayores superpotencias hablan desde que Trump asumió el poder en EEUU el pasado 20 de enero. Las otras dos ocasiones en que se vieron por teleconferencia Putin y Trump, el 12 de febrero y el 18 de marzo, no sirvieron para finiquitar la guerra de Ucrania. No obstante, en la última toma de contacto, Rusia propuso esa tregua de 30 días para no atacar centrales eléctricas, refinerías y otras infraestructuras energéticas. Ucrania la aceptó, pero ambos países siguen enviando sus drones cargados de explosivos para golpear tanto objetivos militares como infraestructuras críticas civiles.
El 20 de abril, fecha del posible alto el fuego…
Pese a todo, el pasado viernes, Trump afirmó que pronto habrá "un alto el fuego total". La fecha del 20 de abril parece cuanto menos atrevida para apuntar a ese fin de las hostilidades, sobre todo porque el presidente estadounidense no va a presionar a Moscú como lo va a hacer con Kiev.
Y aún así, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aunque ha sufrido un gran varapalo en los últimos meses con el menosprecio que le ha lanzado una y otra vez Trump, todavía tiene su baza europea, que, aunque no le garantiza todas las armas que le daba EEUU, sí tiene capacidad parar agitar el ambiente y, sobre todo, para tratar de frustrar los planes de la Casa Blanca de lograr una salida rápida a la guerra por medio de un alto el fuego sólido.
A Europa no le gusta que la dejen de lado y así lo está manifestando, aún a riesgo de emponzoñar más el conflicto.
En los últimos tiempos, los países europeos han enarbolado de nuevo el miedo a Rusia para impulsar sus propios intereses hacia un rearme de Europa, reclamando inversiones de cientos de miles de millones de euros para impulsar las industrias de fabricación de armas. Es la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la propagandista principal de este plan, que apuesta por la cohesión de Europa en materia de defensa, cuando no existe tal unión ni en el mando político ni en la política exterior que habría de dirigir semejante esfuerzo militarista.
Al tiempo, el otro halcón del militarismo europeo, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, insiste en que los miembros de la Unión entreguen este año entre 20.000 y 40.000 millones de euros a Ucrania en armamento, no para conseguir la paz, pues ni con la mayor de esas sumas entregada a tiempo puede superar Kiev al nivel armamentístico de Moscú, sino para prolongar la guerra.
Kaja Kallas insiste en que los miembros de la UE entreguen este año entre 20.000 y 40.000 millones de euros a Ucrania en armamento
¿Y para qué prolongar la guerra? Para asegurar el plan de Von der Leyen que respaldan un buen número de países de la UE: ese rearme europeo animado con el acicate de la supuesta amenaza de Rusia, un país que no ha sido capaz de conquistar Ucrania en tres años y que ahora, según los agoreros del terror ruso, puede, de pronto, poner en jaque a la OTAN y a todos sus miembros en Europa.
Europa disfraza con el miedo a Rusia el temor a Trump
El temor real de las autoridades políticas europeas no es Rusia ni sus tanques atascados en Ucrania. Ese temor es Trump, capaz de perder la paciencia sobre Ucrania y de dar un golpe en la mesa para imponer la paz sí o sí. Y la mayor presión no recaerá sobre Rusia, sino sobre Ucrania, con la retirada de nuevo de los suministros bélicos estadounidenses y el apoyo por satélite y de inteligencia militar a las fuerzas ucranianas si no acepta la partición de facto del país.
Cuando el Pentágono hizo esto recientemente, hubo una cascada de derrotas ucranianas en la región rusa de Kursk, ocupada por fuerzas de Ucrania en agosto pasado. Esa presencia ucraniana ha quedado muy reducida y en cualquier momento se podría dar la desbandada hacia la protección de la frontera cercana para evitar el cerco ruso.
El 11 de marzo pasado, Zelenski hizo su propia propuesta de tregua, de un alto el fuego aéreo y marítimo, como un primer paso. Para Rusia detener la acción de su aviación, un apoyo clave a sus fuerzas terrestres, sería darle gratis una ventaja a Ucrania en los combates de la línea del frente, que continuarían pese a esa tregua parcial.
Tampoco la tregua de Zelenski fue asumida por ninguno de los dos contendientes y EEUU siguió reclamando un alto el fuego integral.
Pero esta posibilidad no parece posible teniendo en cuenta las abrumadoras diferencias entre los planes de paz de ambos contendientes. Aunque la Casa Blanca ya ha señalado que la paz va a pasar por el desgaje de Ucrania de esas regiones orientales, Zelenski no puede aceptar la que sería su sentencia de muerte política.
Las inaceptables condiciones rusas
Putin ha puesto el listón muy alto para cualquier negociación con Ucrania. Moscú no cederá un solo metro cuadrado de los territorios anexionados en septiembre de 2022, a los pocos meses de iniciada la invasión de Ucrania en febrero de ese año. Pero es que, además, el plan de paz adelantado por Putin incluye la anexión completa de las regiones que incluyen a esos territorios ocupados, es decir, Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, además del reconocimiento de la anexión de Crimea en 2014.
El enviado especial de la Casa Blanca a estas negociaciones con Rusia y Ucrania, Steve Witkoff, señaló esta semana que el mayor obstáculo para resolver la guerra es el estatus de Crimea y esas cuatro regiones ocupadas por el ejército del Kremlin. Las denominó "el elefante en la habitación", es decir, la cuestión principal que está a la vista de todos y que nadie quiere tratar.
Steve Witkoff señala que el mayor obstáculo para resolver la guerra es el estatus de Crimea y las cuatro regiones ocupadas por el Kremlin
Witkoff subrayó que hay evidencias de que el deseo de esas regiones es separarse de Ucrania. "Son rusófonas" y "han celebrado referéndums en los que la inmensa mayor parte de la población optaron por estar bajo la Administración rusa", dijo Witkoff en una entrevista periodística.
"Los rusos controlan de facto estos territorios. La cuestión es si el mundo reconocerá que son territorios rusos" y también si "puede Zelenski sobrevivir políticamente a tal reconocimiento. Ese es el asunto central en el conflicto", dijo Witkoff.
Evidentemente, Zelenski reclama la devolución de todos los territorios ocupados por Moscú. Si es cierto que en alguna ocasión Kiev ha indicado que podría llegarse a una paz sin haber recobrado aún esa quinta parte de Ucrania que se encuentra en manos rusas, Zelenski siempre ha subrayado que Ucrania jamás renunciará a esa soberanía y que continuaría su reclamación en un futuro, por todos los medios.
Los otros planes de Zelenski
En estas circunstancias parece muy lejano cualquier acercamiento entre las dos partes, habida cuenta además de que Moscú demanda la desmilitarización de Ucrania como un Estado neutral entre Rusia y los países de la OTAN.
Aunque la UE no se ha pronunciado sobre el plan de Zelenski para hacer de Ucrania uno de los países más armados y poderosos de Europa, aún con la sombra de ser el segundo Estado más corrupto del continente (tras Rusia), sí que se opone al desmembramiento de Ucrania y confía en contar con ella como uno de los bastiones antirrusos en el este europeo.
Todo ello con el riesgo de aumentar la confrontación europea con EEUU, hacer imposible una futura reconciliación con Rusia, incluso sin Putin al mando, y con la zanahoria en mente de convertir a la UE en una nueva superpotencia mundial con 27 cabezas más el Reino Unido.
Curiosamente, Londres sin ya estar en el club europeo de la UE, aparece liderando esta iniciativa del rearme y la intención desaforada de enviar tropas europeas a Ucrania, bajo el riesgo altísimo de que se conviertan en blancos móviles de las balas y los misiles rusos, y de desatar una conflagración a gran escala en Europa.
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