barcelona
Actualizado:No hace muchos meses, pocos habrían considerado probable que Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) repetiría como cabeza de lista del PP en las elecciones al Parlament de Catalunya. Con pocos apoyos en la dirección estatal de la formación –se daba por hecho la voluntad de Alberto Núñez Feijóo de relevarlo–, el experimentado político tarraconense ha resistido.
Ahora afronta la cita con las urnas del día 12 con unas perspectivas mucho mejores que en 2021, cuando el partido solo sumó tres diputados, el peor resultado de su historia. El grueso de las encuestas le augura un fuerte crecimiento, que lo situaría entre 10 y 15 parlamentarios, comiéndose a Ciudadanos y volviendo a ser la primera fuerza de la derecha españolista.
Con más de dos décadas de trayectoria política, Fernández ya es un veterano del Parlament –debutó en 2015– después de pasar una legislatura (2011-2015) por el Congreso y ser concejal durante 13 años en el ayuntamiento de su ciudad, donde llegaría a ser primer teniente de alcaldía en un gobierno compartido con la antigua CiU.
Presidente del PP en Catalunya desde 2018, Fernández recibe a Público en la sede de la formación y durante la entrevista es muy crítico con Pedro Sánchez, rechaza cualquier hipotético acuerdo con Junts a corto plazo y pone un precio muy claro al Partido Socialista si quiere sus votos: romper con los partidos independentistas, tanto en Catalunya como en el Estado.
El inicio de la campaña ha estado marcado por la incertidumbre sobre el futuro de Pedro Sánchez y, finalmente, por su anuncio de continuar como presidente. ¿Qué impacto cree que tendrá en las urnas?
Aquí hay interpretaciones de todo tipo y determinados expertos demoscópicos dicen si esto españoliza o no la campaña... Pero mi experiencia me dice que más allá de este tipo de análisis, cuando tú cometes un error tan grave como el que ha cometido el señor Sánchez, de plantear que tu vida personal es el interés general y la democracia, mucha gente que incluso podía tener cierta confianza en el Partido Socialista se acabará dando cuenta de que no estamos ante un político al uso, sino de un populista de libro.
Básicamente lo que dijo en su comparecencia es que el simple hecho de que se admita a trámite una denuncia con relación a su mujer era un ataque no contra su mujer, sino contra la democracia, y que si alguien lo critica a él es un ataque contra la democracia. Tenemos que recordar que ya tenemos instrumentos legales contra las fake news, contra las injurias, las calumnias, las difamaciones, el concepto del derecho al honor... Muchos periodistas ya han sido condenados por este tipo de conductas, pero lo que pide el señor Sánchez es la censura previa, es decir que no se pueda hablar de él en según qué términos. Y lo más grave de todo, insinuar que ningún juez puede abrir una investigación sobre su mujer porque él es sagrado, una especie de caudillo plenipotenciario intocable.
Más allá del asunto Sánchez, ¿cree que se tendría que avanzar hacia una política más humana, donde no se traspasaran determinadas líneas rojas?
Sí, siempre he pensado que en la política tú tienes que defender tus ideas con vehemencia si hace falta, pero con respeto al adversario. Y, por cierto, es una de las cosas que he escuchado decir a mis adversarios sobre mí, que siempre he respetado a todo el mundo, incluso en los días más complicados del procés, donde los discursos eran absolutamente duros y con una tensión muy relevante.
"Seguro que si Sánchez se va la política será mejor para todos"
Tenemos que recordar que el señor Pedro Sánchez insultó gravemente a Mariano Rajoy en un debate electoral, es el autor de la teoría del "no es no" y de la teoría de los muros. Este hombre, que es uno de los elementos polarizadores de más intensidad de la vida pública española, que ahora se dedique a decir que es el adalid de la contención en las formas, de la educación y de una manera más humana de llevar la política... El señor Sánchez tiene familia y su familia merece mi respeto, pero Rita Barberá también la tenía y finalmente allí no había nada y el Partido Socialista se dedicó a criminalizarla, liderados por el señor Pedro Sánchez. Que él hable de mejorar humanamente la política... Pues sí, hay una manera: que él se vaya. Seguro que si lo hace la política será mejor para todos.
Todas las encuestas prevén para usted un fuerte crecimiento con relación a las elecciones de 2021, cuando el PP sacó solo tres diputados, el peor resultado de su historia. ¿Hay alguna cifra de escaños a partir de la cual se sentiría satisfecho?
No es una cifra concreta. Todas las encuestas lo que dicen es que el Partido Popular será el que más crecerá, y si se cumple esto, para nosotros ya es muy importante, viniendo de donde veníamos.
Más allá de los últimos años, el apoyo tradicional del PP en el Parlament se ha movido entre los 11 y los 19 diputados, por lo tanto la previsión es que se moverán en un término medio de esta horquilla, tampoco sería un resultado espectacular.
Bien, yo creo que no se tiene que hacer solo una comparación, sino valorar una cosa que es más importante. En Catalunya han desaparecido partidos políticos y es probable que lo haga alguno más después de estas elecciones por no hacer autocrítica y por no corregir las cosas cuando las señales que recibían es que se tenían que cambiar. Nosotros no cometimos este error. Desde el minuto uno, que fue la misma noche electoral, ya hicimos una cosa revolucionaria en política y es que dije que era un resultado catastrófico. El hecho simplemente de reconocerlo creo que es la primera piedra para construir la remontada, porque si continúas engañándote a ti mismo diciendo que lo has hecho todo de fábula y que la culpa la tiene la sociedad, que no está a la altura de tu genialidad, tu partido desaparecería y esto no nos ha pasado a nosotros.
Más allá del apoyo concreto que tengan, entiendo que uno de los grandes objetivos es ser decisivos y poder influir en cuál será el futuro Govern. ¿El único candidato que podría recibir sus votos es Salvador Illa?
¿Y por qué no recibirlos yo de él? Es que primero tiene que votar la gente.
Es poco realista.
Es poco realista, sí. Mire, yo le digo una cosa, pero a veces en política pasan cosas como el efecto Borgen. Ya sé que no es el escenario habitual, pero no sería la primera vez que pasa. Por lo tanto, no se puede descartar absolutamente nada. Lo que tengo muy claro es que me tomo muy seriamente los compromisos que asumo con nuestros electores. Precisamente porque venimos de donde venimos, si algo no quiero que pase, y no pasará, es que la gente se sienta engañada por el voto que nos ha dado.
"No me fío del señor Illa. Siempre digo de él: 'Ni una mala palabra, ni una buena acción'"
Si a mis electores les digo que quiero acabar con el procés y que esto significa llevar a los partidos separatistas a la oposición, no apoyaré al PSC para que al día siguiente pacte una forma de colaboración con Puigdemont o con ERC para mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa. Porque entonces mis electores se sentirían legítimamente estafados y si algo creo que he podido demostrar es firmeza en las decisiones. Yo exigiría hechos y no palabras. No me fío del señor Illa, es un hombre educado, pero no te puedes fiar de él. Siempre digo de él: "Ni una mala palabra, ni una buena acción". Tendría que ser su lema electoral. A partir de aquí, él tendría que romper cualquier acuerdo con el separatismo aquí y en Madrid, porque si no ya sabemos esto cómo acaba. Y acaba de una manera que a mí no me gusta: tú lo ayudas a él con una investidura y después él regala el gobierno a los independentistas. Dios dijo hermanos, pero no primos y, por lo tanto, yo no haré el primo.
Sin los votos de los partidos independentistas, difícilmente el Gobierno resistiría.
Pues él sabrá, esto no me preocupa. Si después se tienen que convocar elecciones españolas porque no hay mayoría porque aquí se ha producido un cambio, ¿de verdad alguien cree que yo facilitaré que Pedro Sánchez continúe en la Moncloa con aliados independentistas? Esto no pasará, es imposible.
¿No contempla un escenario como el de Barcelona?
Es que no tiene nada a ver. Aparte de que es política municipal, se produjo antes de las elecciones generales, antes de la amnistía, con un escenario radicalmente diferente, no se puede comparar. Ahora mismo apoyar a Illa sería darle un cheque en blanco a Pedro Sánchez.
¿Da por hecho que si el independentismo mantuviera la mayoría en el Parlament, que es un escenario posible, se reeditará un Govern independentista?
Creo que si Pedro Sánchez necesita a los socios independentistas en la Moncloa, el señor Salvador Illa, incluso si es la fuerza más votada, como ya es, se entregará al separatismo, que es lo que ya ha hecho. Tenemos que recordar que la gente que votó a Salvador Illa en las anteriores elecciones lo hizo con el compromiso de no pactar nada con ERC, este hombre no le dice la verdad ni al médico. Después sacó un gran resultado en las generales diciendo que nunca aprobaría una amnistía y ahora vuelve a mentir. Lo que tengo clarísimo es que incluso en el supuesto de que sea la fuerza más votada, si es necesario para mantener a Sánchez en la Moncloa, el señor Illa se entregará a Esquerra y a Puigdemont.
Dice que si quiere sus votos, le exigiría a Salvador Illa que le garantice que no pactará con el independentismo y que se acabe el 'procés'. ¿No se ha acabado ya, más allá de la retórica inflamada en algunos casos?
No, ya me gustaría mí, porque la lógica procesista no es que le haya ido demasiado bien a mi partido. Yo sería el principal interesado en que esto acabara, porque entonces podríamos volver a escenarios de eje izquierda-derecha más convencionales, pero no ha acabado. Y le explico por qué. No ha acabado porque el señor Aragonès dice que quiere volver a la pantalla del referéndum o el señor Puigdemont dice que quiere volver a la pantalla de la DUI de los ocho segundos. Yo me creo que como mínimo lo intentarán.
Hay una cosa que repito muchas veces y es que tanto ERC como Junts no son tan independentistas como procesistas, porque se vive muy bien del procés. Se ganan bien la vida, continúa el hámster en la noria y ellos felices y hay mucha gente que se deja engañar. El señor Aragonès dijo solemnemente en su toma de posesión que el referéndum ya se había hecho, que era el 1 de octubre y que él se comprometía ante la sociedad catalana a ejecutar el mandato del 1-O, cito textualmente. Todo mentira. Y ahora dice que quiere volver a hacer otro referéndum y si se hace dirá que lo quiere volver a ejecutar, pero todo es mentira.
"El 'procés' final hace la vida y la política casi imposibles en Catalunya"
Esto es el procés y el procés lo deteriora todo, degrada la calidad de las instituciones, degrada la economía, degrada la seguridad ciudadana, degrada la seguridad jurídica... Al final hace la vida y la política casi imposibles en Catalunya. Esto es el procés y este procés se tiene que acabar. Si vuelven a tener mayoría los independentistas y todavía tienen condicionado a Sánchez volveremos a vivir las mismas pantallas que vivimos a partir de 2012, que nadie se equivoque.
¿Sin Puigdemont, podría llegar a entenderse con Junts? Lo digo porque tienen propuestas similares en el modelo de país, como el Hard Rock o la ampliación del aeropuerto, o en fiscalidad, donde quieren la rebaja o la supresión de impuestos como el de patrimonio o el de sucesiones.
Lo veo inviable por una razón: la realidad nos demuestra que la antigua Convergència i Unió no se transformó en Junts. La antigua CiU es el PDeCAT, que se ha tenido que disolver por falta de apoyo electoral. Este tipo de partidos regionalistas se han ido transformando en Europa en movimientos nacional-populistas con toques supremacistas. Y esto puede afectar al señor Humberto Bossi, a Salvini, a la ultraderecha de Flandes, que también es identitaria... Cada vez que alguien dice que está buscando un nuevo Miquel Roca o un nuevo Joaquim Molins ya se encargan ellos de demostrar que esto no volverá.
Todo el mundo pensaba que era imposible superar a un populista como Puigdemont y salió Quim Torra. Madre mía, es imposible empeorar Quim Torra y sale la lírica de la señora Borràs y después sale Míriam Nogueras. Cada vez es peor. Ahora ha vuelto Puigdemont. El señor Jaume Giró, que parecía que podía ser la esperanza de este sector que se quería parecer a Convergència, fue decapitado con toda la crueldad del mundo cuando quiso disputarle a Nogueras el liderazgo de la lista para las generales. Es decir, que no vendrán.
"A corto plazo, Junts no se transformará en la antigua Convergència"
Yo he tenido gobiernos de coalición en Tarragona con Joan Miquel Nadal y Josep Poblet. Sé cómo eran los convergentes y sé cómo son los junteros, los conozco perfectamente. Cuando escucho al señor [Joan] Canadell, sus recetas liberales pueden ser similares a las nuestras. El problema es cómo aplicarlas y él plantea que no hay que respetar la ley, porque la ley es una cosa flexible, y esto es el populismo. Por lo tanto, es que no existe y no creo que esto cambie. A corto plazo, Junts no se transformará en la antigua Convergència.
Citaba el caso de Jaume Giró como ejemplo de decapitación política. Hablando de este tema, ¿cómo están sus relaciones con Alberto Núñez Feijóo?
"Estoy muy orgulloso de formar parte de un partido donde se puede discrepar en público y acabar siendo el candidato"
Pues la verdad es que soy el candidato y además con la cabeza todavía junto al cuerpo [ríe]. Mire, estoy muy orgulloso de formar parte de un partido donde se puede discrepar en público y acabar siendo el candidato. El Partido Socialista no puede decir lo mismo. [Nicolás] Redondo Terreros criticó la amnistía y fue expulsado, un referente histórico del PSOE. Esto es una secta, lo mío es un partido. No le diré que lo mío haya sido un balneario, esto lo sabe todo el mundo, pero soy el candidato.
Si después del día 12, los votos del PP son determinantes, ¿la decisión de qué hacer se tomará en la calle Urgell de Barcelona [sede del PP de Catalunya] o en la calle Génova de Madrid [sede estatal del partido]?
Creo que este tipo de decisiones tienen que ser compartidas y lo digo de verdad. No estoy para convertirme en un tipo de Pepito Grillo, lo que tengo muy claro son los límites. Y para mí es fundamental que cuando tomas posesión de un cargo, prometes o juras la Constitución y hacerla cumplir. Por lo tanto, fuera de los límites constitucionales para mí no hay política. Evidentemente esto existe y no lo niego, pero conmigo que no cuenten. Esto son mis límites. Pero después dentro de los límites constitucionales y de cumplimiento de la ley creo en el diálogo y en la capacidad de llegar acuerdos, lo he demostrado a lo largo de mi vida, siempre y cuando no se superen los límites. Por lo tanto, una decisión estratégica de futuro en función de lo que pase después de las elecciones, evidentemente tendría que ser una decisión compartida.
Uno de los consensos que se dará seguro en el próximo Parlament es que habrá una mayoría clara de diputados favorables a mejorar la financiación de Catalunya. Usted ha defendido que tendría que tender a la ordinalidad. ¿Esto es asumible para las autonomías del PP?
"Fuera de los límites constitucionales, para mí no hay política"
Las Baleares y la Comunidad Valenciana lo firmarían mañana. Los catalanes tenemos que buscar aliados, no enemigos constantemente. Cuando decides no ir a las reuniones del Consejo de Política Fiscal y Financiera y decides que no quieres hablar con el resto de comunidades autónomas que tienen la misma situación que tú, te harás el gallito con los medios, pero la financiación continúa igual o peor. Se tiene que ser realista y se tiene que intentar buscar un acuerdo multilateral en el cual las comunidades autónomas que tienen una situación muy parecida a la tuya puedan hacer una posición de fuerza, teniendo presente una cosa muy relevante que puede facilitar un acuerdo de cara el futuro. Y es que algunas comunidades del sur de España, sobre todo Andalucía, ahora mismo funcionan muy bien y esto puede permitir que el concepto de solidaridad interterritorial se pueda revisar, de una manera que efectivamente no afecte la ordinalidad de las comunidades autónomas con más recursos. Yo creo que esto es una oportunidad, pero sin maximalismos. Si vas a la reunión diciendo que es esto o nada, te llevarás nada.
Los comuns plantean crear una mesa de partidos en el Parlament para intentar acordar una propuesta catalana conjunta. ¿Le parecería un mecanismo interesante?
Es que los comuns están obsesionados con las mesas de partidos y los observatorios. Gobernar, gobiernan de pena, pero lo observan todo perfectamente todo el día. Los parlamentos ya tienen sus mecanismos y los gobiernos autonómicos tienen sus mecanismos de cooperación. Es curioso que los mecanismos que ya existen se quieran dejar de lado y se quieran crear nuevos que no sirven absolutamente para nada. Esta es una decisión que se ha de tomar entre el conjunto de las comunidades autónomas, es lo único que funciona y que ha funcionado históricamente. Tenemos que recordar que el régimen fiscal de Navarra y el País Vasco no fue una decisión unilateral, sino un pacto que acabaron votando todos los españoles y lo aceptaron el resto de comunidades. Por lo tanto, cualquier cambio en la financiación de Catalunya tiene que ser aceptado por todo el mundo y esto tiene que quedar claro, es la realidad, no la imaginación.
Hace una década que la financiación está caducada y en este tiempo han gobernado tanto el PP como el PSOE. ¿Ahora hay una situación que haga más factible abordar el debate?
Si el PP gobierna España pronto, le puedo asegurar que se dará una situación para poder hablar de esto, ahora bien, algunos tendrán que acabar con la amenaza de la unilateralidad, porque esto hace inviable el acuerdo. Qué casualidad que desde 2009 no se haya podido volver a hablar, que es prácticamente el inicio del procés. El procés hace inviable el diálogo, porque el mismo procesismo se niega al diálogo. La visión del procés es "no, no quiero una mejor financiación porque quiero la independencia", pero a la vez "sí que la quiero, pero para independizarme". No, trampas no. En un escenario de confianza mutua y de lealtad institucional se puede hablar de todo.
Según el CEO, los catalanes consideran que ahora mismo el principal problema del país es la sequía y el cambio climático. Ha sido crítico con la gestión de la sequía que ha hecho el Govern. ¿Qué cree que se habría podido hacer diferente?
Creo que ahora mismo tenemos dos escenarios diferentes: el corto plazo y el largo. El corto plazo es una situación de emergencia de una gravedad extraordinaria que solo se podrá percibir cuando la gente abra el grifo y no salga agua, o le digan que solo se podrá duchar a partir de las 2 de la madrugada, o que los turistas vengan y no tengan agua y digan que aquí ya no vuelven. Esta es la realidad y esto requiere una solución urgente, que es la que proponen los colegios de ingenieros y de economistas de Catalunya, que es hacer en ocho meses una interconexión para gestionar los sobrantes de agua del Consorci d'Aigües de Tarragona, que ahora mismo se están enviando al mar.
Y después hay la solución definitiva. Efectivamente, el nivel de extracción de agua que contemplaba el Plan Hidrológico Nacional de hace 20 años ahora mismo no sería necesario, porque la tecnología ha avanzado, las desaladoras son una realidad, las desaladoras fotovoltaicas portátiles son una realidad y los procesos de regeneración de agua no tienen nada que ver con lo que se hacía entonces. Solo con la tecnificación del riego del canal de Urgell, que es una obra gigantesca de 1.300 millones, supondría una auténtica revolución para el consumo de agua para la agricultura en Catalunya.
La solución de futuro tiene que ser una combinación de desaladoras, regeneración de agua y la utilización puntual de agua del Ebro, respetando el caudal ecológico, para garantizar que no se produce una regresión del Delta. Pero esto es el futuro; la urgencia ahora mismo es que cuatro millones de catalanes se pueden ver afectados por restricciones salvajes mientras enviamos agua del Ebro al mar de manera absolutamente descontrolada.
Durante mayo se tiene que aprobar definitivamente en el Congreso la ley de amnistía. La mayoría de los catalanes está a favor, pero usted la crítica. ¿No sería una oportunidad para construir una situación política alejada de la tensión de los últimos años?
"La amnistía no es un instrumento de reconciliación, se está convirtiendo en un instrumento de polarización"
Cuando una persona me dice que soy un fascista, pienso que no es alguien que esté buscando reconciliación. Una persona que dice que todos los que no piensan como él son fachas, son represores y que él lo volverá a hacer, yo no veo la reconciliación en ninguna parte. El apoyo a la amnistía en Catalunya es mayoritario por muy poco, cosa que no pasaba con los indultos. Yo estaba en contra de los indultos, pero es verdad que es una prerrogativa del presidente del Gobierno y es verdad que tenía un apoyo en la opinión pública de más del 80%. Pero ahora la cosa está en el 60-40 y entre el electorado socialista es mitad y mitad.
La amnistía ha tocado fibras muy sensibles de la gente en contra y, por lo tanto, no es un instrumento de reconciliación, se está convirtiendo en un instrumento de polarización. No es lo mismo un indulto, estando o no de acuerdo, que a través de una transacción éticamente corrupta decir: "Yo, como tengo los votos necesarios para una investidura, puedo cometer los delitos que quiera, que me los amnistiarán". Esto es una transacción que la gente no ve limpia, no ve claro y que no se hace por la concordia, sino que simplemente se hace por un intercambio de investidura. Si mira las encuestas, verá que la amnistía divide a la sociedad catalana, no la une.
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