El presupuesto andaluz para 2020 superó este jueves un escollo relevante y tiene de este modo el panorama expedito para superar el debate de totalidad, el momento decisivo de su tramitación, antes de las elecciones del próximo 10 de noviembre: solo PSOE y Adelante Andalucía presentaron enmiendas a la totalidad. Vox, el socio imprescindible de PP y Ciudadanos, renunció a presentar la suya y manifestó además que existe un clima de “confianza” y “mucho terreno avanzado”, aunque aún no hay un “acuerdo pleno”.

Los tres partidos mantienen en Andalucía una sólida alianza tras un inicio de relaciones ciertamente accidentado. El pasado mes de junio, Ciudadanos accedió a firmar un acuerdo directo con Vox lo que allanó definitivamente el camino hacia la concordia entre los tres socios y hacia una legislatura larga en Andalucía. Como mínimo, con esta decisión de los ultras, Moreno será presidente hasta 2021.

Para el buen entendimiento entre los tres partidos en Andalucía, además -como exigía Santiago Abascal- del sacrificio de Ciudadanos, al que difícilmente se le puede considerar en estos momentos un partido centrista, tres figuras emergen como claves.

Por el lado de Vox está el portavoz parlamentario Alejandro Hernández, quien ha sustituido de facto en el liderazgo del partido ultra al que fuera cabeza de cartel en las autonómicas, el magistrado Francisco Serrano, protagonista de bochornosos episodios.

Y por el lado del PP, están los consejeros de Presidencia, Elías Bendodo, y de Hacienda, Juan Bravo, quienes han tenido hasta ahora el talante dialogante y el objetivo claro: la estabilidad del Gobierno andaluz. Bendodo, particularmente, ha ejercido el papel de apagafuegos en varias ocasiones con solvencia política.

“Nosotros intentamos ser coherentes y seguir una línea de responsabilidad y por la estabilidad. Puede ser positivo para Andalucía proyectar esta imagen de estabilidad institucional cuando en otras partes de España se viven situaciones impensables hace un tiempo”, dijo este jueves Hernández.

Las cuentas se ven en el Pleno de la próxima semana en el debate de totalidad.

Encapsular al Ejecutivo

Así las cosas, los tres partidos que conforman el Gobierno lograrán su objetivo declarado de “encapsular” el Ejecutivo de la agitación electoral.

La apuesta por la estabilidad es en este momento muy conveniente para PP y Vox, a quien las alianzas efectuadas por todo el país a imagen y semejanza del primigenio experimento andaluz no les han penalizado en absoluto, a tenor. De las encuestas.

Por el contrario, la estrategia de unir sus destinos a los de PP y Vox, además de la decisión de no participar de la gobernabilidad del país con el PSOE puede haber iniciado el principio del fin de Ciudadanos. Habrá que esperar a ver la profundidad de la caída que predicen las encuestas.

Pasar de ser segunda fuerza en Andalucía, por encima del PP, en las pasadas generales, a ser la cuarta o la quinta, puede ser un trago muy amargo para el vicepresidente Juan Marín.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, agradeció a Vox su disposición y lo que llamó “altura de miras” para avanzar en los presupuestos de la Comunidad. Moreno agregó que la decisión de los ultras lanza, en opinión del presidente, una "nueva señal de estabilidad y de confianza a los inversores, empresarios y a la propia sociedad”. En un entorno como el que se vive en España, donde hay muchos "problemas, inseguridad, inquietud e inestabilidad", remachó Moreno, Andalucía se ofrece como una comunidad "estable y segura”.

Esta es la carta con la que pretenden llegar PP y Vox al 10-N: la de la estabilidad y la de la seguridad.