MADRID
La aprobación "in extremis" de la reforma laboral ha marcado toda la semana en la actualidad del Gobierno de coalición. La nueva normativa pactada entre el Ministerio de Trabajo que lidera Yolanda Díaz, y los agentes sociales, ha provocado una brecha entre los habituales socios de PSOE y Unidas Podemos. En este contexto, uno de los partidos clave ha sido Ciudadanos (Cs). La formación que lidera Inés Arrimadas se ha erigido en protagonista de la sesión desarrollada en el Congreso. En todo caso, desde las filas socialistas consideran que este apoyo "singular" no debe suponer "un punto de inflexión" en la legislatura. Todo ello ha pasado antes de que se desvelara la rebelión de los diputados de UPN y el error de un diputado del PP que ha decantado finalmente la balanza.
Así lo señalan las fuentes consultadas por Público tras la importante votación de este jueves. Desde la parte socialista del Gobierno de coalición restaban importancia a las duras críticas realizadas especialmente por ERC a través de Gabriel Rufián. "Han sido críticas muy medidas", afirman.
Sobre la posible participación de Cs en las negociaciones de próximas leyes, destacaban que "ojalá" se sigan sumando a apoyar al Gobierno. Y que agradecen su papel. Pero apuntan a que, como destacó el miércoles el propio Pedro Sánchez, la "estabilidad" política está garantizada para el resto de legislatura. Es decir, consideran lo de hoy como un momento "singular" que no pone en riesgo la mayoría del bloque progresista lograda desde la investidura.
Del mismo modo, apuntan a que la relación con Unidas Podemos sigue siendo buena. "Las negociaciones las hemos llevado de manera muy coordinada", insisten las fuentes gubernamentales consultadas por este medio. Y concluyen que su camino será como el seguido hasta el momento: "Vamos a seguir aprobando leyes". "Lo importante de hoy es que saliera adelante la reforma", comentan también desde la dirección del PSOE.
Por su parte, fuentes del grupo parlamentario socialista mantenían el mismo mensaje. Resaltan que tras los sucedido hoy "no se tiene que romper el diálogo habitual con otros grupos", en referencia a los republicanos catalanes, PNV o EH Bildu. "No tiene que haber ningún punto de inflexión", consideran en el PSOE mientras señalan que claramente sale reforzado "el Gobierno en su conjunto" pese a las reticencias iniciales de UP en contar con los apoyos de partidos como Cs en detrimento de sus habituales socios. De hecho, la propia Díaz verbalizó públicamente sus intenciones. "A partir de ahora seguiremos haciendo ese mismo esfuerzo en las leyes que vengan. En absoluto tiene por qué cambiar nada", indican.
Desde Cs insisten en que "no ha cambiado nada" tras su apoyo "puntual" a la reforma laboral
Por su parte, en Cs, según fuentes de la dirección nacional consultadas por este medio, destacan que "no ha cambiado nada" respecto a su relación con el Gobierno de Sánchez. "Seguimos pensando lo mismo, del presidente, de Podemos y de sus socios. Lo de hoy ha sido un apoyo puntual a la reforma laboral", insisten. La estrategia de Cs ha sido por "responsabilidad", para que saliera "lo mejor" para los españoles, según destacan. Y para "evitar", tal y como también reflejó Arrimadas desde la tribuna de oradores que ERC o EH Bildu "empeoraran" la ley. "Era lo que teníamos que hacer", afirman.
En la ecuación necesaria entró en un primer momento Unión del Pueblo Navarro (UPN). El partido que lidera Javier Esparza mantuvo una cierta tensión a primera hora de la mañana por las dudas mostradas en sus dos diputados. De hecho, no salieron a defender su postura, mostrando sus discrepancias con la dirección. Y llegada la hora de la votación, tanto Sergio Sayas como Carlos García Adanero votaron en contra. El apoyo había sido apuntalado gracias a un pacto forjado en Pamplona, mediante el cual los socialistas retiraron una propuesta de reprobación del alcalde, Enrique Maya. Además, el PSN se comprometió a apoyar las modificaciones presupuestarias que plantea el equipo de Gobierno municipal por valor de 27 millones. Pero todo saltó por los aires y el PSN reprobará a Maya.
Por contra, el PNV se desmarcó del apoyo. Fuentes del PSOE enmarcan esta decisión en que la mayoría sindical en el País Vasco es diferente a la estatal. Y que las principales organizaciones, ELA y LAB, han llegado incluso a manifestarse en las calles contra la aprobación de la reforma.
Estado de alarma y Presupuestos
La relación a nivel estatal entre el PSOE de Sánchez y Cs se remonta al conocido pacto en 2016 entre el actual presidente del Gobierno y el exlíder del partido naranja, Albert Rivera. Podemos no lo apoyó, lo que provocó que se convocaran unas elecciones que ganó Mariano Rajoy. Tras ello, en 2018 llegó la moción de censura a Rajoy. Y en 2019, la suma de PSOE y Cs tenía mayoría suficiente para gobernar tras las primeras elecciones convocadas ese año. Rivera, y Cs, decidieron vetar al PSOE, lo que provocó ya algunas fugas en el partido naranja. Tras las segundas elecciones de 2019 llegó la debacle de Rivera, su dimisión y el pacto de coalición entre UP y PSOE.
La llamada "geometría variable" que predicaban desde el PSOE se intentó poner en marcha especialmente en dos ocasiones durante esta legislatura. En primer lugar, con la aprobación de las prórrogas del estado de alarma en 2020, salvadas gracias a los votos del partido que lidera Arrimadas. Meses después, los socialistas tantearon a Cs para aprobar los Presupuestos de 2021.
Sánchez y Arrimadas se llegaron a reunir formalmente en Moncloa durante el mes de septiembre. Este tanteo y la mano tendida de Cs al PSOE provocó no pocas tensiones internas en la coalición, por las reticencias de UP, con Pablo Iglesias aún en el liderazgo de Podemos. El pacto con EH Bildu para las cuentas hizo que Cs se autoexpulsara definitivamente de las negociaciones. Mientras tanto, Cs y PSOE sí mantienen algunos pactos a nivel local e impulsaron juntos la sonada moción de censura fallida en la región de Murcia.
La reforma laboral ha sido el último episodio en la historia a tres bandas entre PSOE, UP y Cs. Desde hace varias semanas Arrimadas comenzó a deslizar la idea de que estaban dispuestos a negociar su apoyo. Una manera de "ser útiles", defendían. Progresivamente fueron aclarando su posición final, hasta confirmar definitivamente, tras reunirse con la CEOE, que votarían a favor "si no se tocaba ni una coma" del acuerdo. Algo que también reclamaban desde la patronal que lidera Antonio Garamendi. La aritmética parlamentaria ha vuelto a reencontrar hoy a los socialistas y al expartido de Rivera. Lo que queda por ver es hasta cuándo.
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