Altri y el sistema del eucalipto incentivan la despoblación de la Galicia rural
¿Cuántos eucaliptos más haría falta plantar para alimentar una hambrienta macrofábrica de celulosa? Su impacto en el ecosistema iría mucho más allá de su consumo de ingentes cantidades de agua, de la amenaza a especies endémicas o de la invasión del hábitat rural.

Madrid--Actualizado a
"Cuidamos de tu monte", anuncia la empresa Ence, dedicada a fábricas de celulosa que se nutren de plantaciones de eucaliptos en suelo gallego. "Lo que están diciendo, en realidad, es: Déjanos tu monte, nosotros lo trabajamos y tú vete a la ciudad", dice a Público Jaime Fagúndez profesor de Botánica en la Universidade da Coruña (UDC) y en el Centro de Investigación Interuniversitario de los Paisajes Atlánticos Culturales (CISPAC).
El trato consiste en que el paisano cede su parcela de terreno a la macrofábrica, que lo explota -es decir, planta eucaliptos-, a cambio de una parte de los rendimientos. Ante este panorama "todos los vecinos acaban cediendo su monte. Si los demás lo hacen, ¿tú qué vas a hacer? La presión es cada vez mayor", apunta.
El dinero que obtienen a cambio de ese alquiler es, sin embargo, una nimiedad teniendo en cuenta a lo que renuncian. "Es un engaño, porque estamos regalando por un puñado de euros nuestro recurso más valioso. Como sociedad, nos estamos empobreciendo para enriquecer a grandes compañías extractivas que no devuelven nada al territorio", denuncia este biólogo, profesor en el Máster Universitario en Biodiversidad Terrestre: Caracterización, Conservación y Gestión de la UDC.
Los suelos se empobrecen con el monocultivo intensivo, las especies endémicas se ven amenazadas, mientras los paisajes gallegos se eucaliptizan... "Nuestro sistema productivo no gana nada, no hay economía circular. Aquí solo nos quedamos con la explotación, la extracción, la contaminación".
Fábricas devoradoras
Dos millones y medio de toneladas de eucalipto al año es lo que necesitará la macrofábrica de celulosa -"empleada en sus dos terceras partes para fabricar pasta de papel"- que la empresa Altri planea construir en la provincia de Lugo. "Y eso es mucho eucalipto", comenta Fagúndez.
"Haría falta plantar más para satisfacer la demanda de un sistema que ya de por sí no es sostenible", apunta. Hoy, según el inventario forestal, se cultivan 5,5 millones de toneladas de este árbol en una extensión de 400.000 hectáreas en Galicia. "Aunque en realidad hay mucho más, que se ha ido extendiendo sin control", añade.
Resulta que este tipo de plantaciones están desvinculadas del uso tradicional de la tierra, en que las propiedades eran pequeños minifundios, con huertas, pequeños cultivos y uso ganadero. Todo esto desaparece ante el avance devorador de la industria de celulosa que se nutre de eucalipto.
"El sistema del eucalipto incentiva a la despoblación, expulsa a la gente del territorio", advierte este gallego experto en biodiversidad.
Ocupación del área rural
El proyecto de Altri tiene en su diana Palas de Rei, un municipio en la sierra del Careón, espacio natural protegido. Allí, pretende ocupar nada menos que 300 hectáreas, "en una zona que se pretendía incluir en la Red Natura 2000", explica Fagúndez.
"Es un área muy especial, con un complejo geográfico singular de rocas serpentinas que crean un suelo con unas condiciones únicas. Esto hace que sea como una isla de biodiversidad con especies endémicas que solo están ahí, algunas de ellas incluidas en el catálogo de especies amenazas de Galicia", nos cuenta este investigador.
Pero no solo eso. El complejo industrial necesitaría una gran cantidad de agua para funcionar, "que se piensa obtener de una derivación del Ulla". A cambio, expulsaría al aire grandes cantidades de dióxido de carbono y un olor característico, igual que el que tienen que soportar los vecinos de otra celulosa gallega, en Ence, Pontevedra.
Por otra parte, las características propias del eucalipto no favorecen ni la biodiversidad, ni el paisaje natural gallego. "Tiene un crecimiento muy rápido, con turnos de corta en poco tiempo -12 años- y el laboreo de la tierra para la plantación tiene un gran impacto en el suelo", nos dice. Son, por otro lado, árboles que exigen gran cantidad de nutrientes y agua para prosperar.
A pesar de todo ello, la Xunta de Galicia aprobó el pasado viernes 14 una declaración de impacto ambiental que considera el proyecto como "ambientalmente viable". ¿Cómo ha podido ser favorable a pesar de todas las evidencias científicas que existen en contra?, se pregunta Fagúndez.
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