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Violencia machista Condenado a casi 10 años de prisión por intentar matar a su expareja embarazada

"La agresión vino motivada por el comportamiento machista o de desprecio de género del procesado", dictamina la Audiencia Provincial de Cantabria

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Público | europa press

La Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a nueve años y once meses de prisión a un joven que hace dos años, cuando apenas acababa de cumplir 18 años, trató de acabar con la vida de la que había sido su pareja durante dos meses y que en el momento de la agresión estaba embarazada.

En una sentencia notificada este jueves, el tribunal le considera autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, con las circunstancias agravantes de abuso de superioridad y de cometer el delito por razones de género.

Sobre esta última agravante, la Audiencia considera probado que "la agresión vino motivada por el comportamiento machista o de desprecio de género del procesado", tal y como se desprende del "enfado e insultos que profirió" a la mujer dos días antes cuando la vio por la noche en una zona de vinos, tras haber roto ella la relación.

Además de la condena a prisión le prohíbe acercarse y comunicar con la víctima durante 11 años, y le impone una medida de libertad vigilada a ejecutar tras la salida de la cárcel de diez años. Junto a ello, deberá indemnizar a la joven con 18.943 euros por las 13 heridas incisas que sufrió y las secuelas que le han quedado.

Según el relato de hechos, el agresor y su víctima habían mantenido una relación sentimental sin convivencia de dos meses y medio que la mujer rompió por desavenencias, decisión que el joven no aceptó.

Dos días después de esa ruptura, el 1 de noviembre de 2016 el ahora condenado acudió al domicilio de la mujer a altas horas de la madrugada y al no encontrarse ésta en casa, la esperó en la calle. Cuando llegó, mantuvieron una conversación en la que intentó convencerla para reanudar la relación.

Entonces, "con el fin de que ella estuviera lo más desprotegida posible le propuso que se alejaran del lugar a otro sitio más apartado porque tenía frío". Al negarse, entraron en el portal del edificio donde se encontraba la vivienda de la joven.

Una vez dentro, el procesado comenzó a recriminar a la joven que tenía que estar con él y le advirtió de que "era la última noche para los dos, y que iban a morir juntos". Entonces le entregó un papel escrito que la joven trató de leer, circunstancia que el acusado aprovechó para quitarse la chaqueta que vestía.

En ese momento, la mujer vio que el acusado tenía sangre y cortes en un brazo, y que portaba el cuchillo, arma que le puso en el cuello "al tiempo que le decía que iba a coger su cabeza y se la iba a llevar a Granada, que esa noche morirían los dos, que quería beber su sangre".

A partir de ese momento, lanzó múltiples cuchilladas a la mujer, que le produjeron hasta 13 heridas incisas de alcance cutáneo y subcutáneo, en cara, mano, abdomen, glúteos y muslo. La mujer gritaba en todo momento llamando a su compañero de piso, quien bajó portando un palo metálico de fregona que utilizó para tratar de frenar la agresión.

Durante el acometimiento, el cuchillo se rompió, separándose el mango de la hoja, que incluso se dobló en forma de uve. La mujer logró coger la hoja y guardarla bajo su ropa, pero siguió recibiendo golpes. Finalmente, el hombre desistió y se marchó llevando consigo el bolso de la mujer, motivo por el que también ha sido condenado por un delito de hurto a una multa de 540 euros.

La mujer fue atendida por sus compañeros de piso, quienes le quitaron la ropa para descubrir las heridas y se las taponaron con toallas hasta que llegaron los servicios médicos.

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