AlmeidaSusto o muerte: cuando el PP usa los Presupuestos Participativos para elegir entre básicos del bienestar
La plataforma de participación ciudadana diseñada por Manuela Carmena ahora sirve para votar demandas sobre carencias de servicios públicos que no se contemplan en los presupuestos ordinarios.

Madrid--Actualizado a
Faltan apenas unos días para dar por cerrada las votaciones en los Presupuestos Participativos que el alcalde José Luis Martínez-Almeida tiene destinados a Madrid. Alrededor de 50 millones de euros para repartir entre los 189 proyectos seleccionados para su votación a través de la web Madrid Decide y continuar una idea parida durante la regencia de Manuela Carmena que ha estado congelada varios años.
Pero algo ha cambiado desde los primeros presupuestos participativos que aprobó el Ayuntamiento de Madrid en 2016, un proyecto idealista que invitaba a los residentes en la ciudad a soñar con su ciudad favorita. Ahora las votaciones tienen entre sus opciones climatizar colegios o reformar aseos de colegios públicos, propuestas incluidas por la ciudadanía al ver que estas demandas no se llevan a cabo desde los Presupuestos ordinarios.
El origen de los Presupuestos Participativos está ligado a incentivar la participación ciudadana. El sociólogo José Luis Fernández Casadevante considera que los de Madrid tienen lógicas contrarias a su espíritu primigenio: "Quizás hay un aluvión de demasiadas propuestas. Este modelo elude los procesos deliberativos y se puede caer mucho en lógicas de yo con mi pequeña propuesta compitiendo contra el mundo", explica a Público.
Los años que trajeron el auge de nuevos partidos políticos también dejaron experiencias positivas en cuanto a Presupuestos Participativos: "El proceso más integral y transformador fue en Sevilla, que ya ni existe. Conformaba grupos motores donde implicaban a los barrios. Tenían vocación de ser transformadores. Cualquier presupuesto participativo tendría que tener la vocación de activar a la ciudadanía que no está organizada y deberían buscar cómo distribuir la capacidad de decisión en la ciudadanía", apunta el sociólogo.
En su origen, el Gobierno de Manuela Carmena derivó 100 millones de euros solo para el primer año. Finalmente, la realidad se impuso y solo ejecutó al cabo del primer curso un 13,4% del dinero destinado, debido a las complicaciones e imposibilidades que se encontraron para desarrollar los proyectos ganadores. En 2019, último año de Carmena al frente del Ayuntamiento, se llegó hasta el 31%. La vicealcaldesa de Madrid, Inmaculada Sanz, justificaba recientemente el cambio de criterios en los proyectos: "Se han hecho estudios para llevar a votación solo los que son viables. Generó mucha frustración en el anterior mandato, aprobar muchos proyectos que quedaron en un cajón. Lo que se apruebe tiene que ser factible", explicaba.
La oposición ve intención política en este cambio de criterios. Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, considera esta forma de actuar como un reflejo de las formas del PP: "Que las familias se organicen para conseguir estos derechos básicos a través de este proceso de participación es una muestra del abandono por parte de Almeida de los colegios y le debería dar vergüenza. No es de recibo que estén incluidas en los Participativos, estas actuaciones deberían estar dotadas en el Presupuesto General del Ayuntamiento y, por supuesto, realizadas hace años", sostiene la concejala, que formó parte del Gobierno que diseñó este tipo de presupuestos, premiados en 2018 por la ONU como mejor servicio público.
Servicios públicos obtenidos por esta vía
Ya en proyectos convocados en años anteriores se pusieron en marcha ideas solicitadas por la ciudadanía de un calado mucho más político. La creación de un nuevo centro cultural en El Cañaveral en Vicálvaro o la inauguración de una nueva biblioteca en el barrio de Canillas en Hortaleza empezarán este año después de haber sido aprobados mediante presupuestos participativos. El Ayuntamiento no consideró hacer estas inversiones dentro de sus presupuestos regulares y fue la ciudadanía la que se movilizó para obtener servicios públicos.
Enma López, concejala del PSOE encargada de la materia presupuestaria, hace un análisis intermedio: "El pionero siempre paga las consecuencias, pero Almeida no tuvo Presupuestos Participativos durante dos años y el resto han estado esquilmados y muy restringidos", arguye. La portavoz adjunta del partido socialista en Ayuntamiento de Madrid cree que los años han traído consigo un cambio demasiado radical en el enfoque de los Presupuestos Participativos: "Muchas propuestas eran inviables, eran sueños ciudadanos, pero hemos pasado de un extremo al otro. Salían cosas muy bonitas que a un político no se le hubieran ocurrido y ahora hemos pasado a la burocratización de estos presupuestos", advierte.
Desde Más Madrid recuerdan además varios movimientos del Gobierno de Almeida contra algunos acuerdos ya firmados: "Lo primero que hizo Almeida fue cargarse, sin consulta previa ni diálogo con las entidades sociales y vecinales de los distritos, 232 proyectos que habían sido ya aprobados por el pleno para su ejecución", rememora Rita Maestre.
Entre ellos se encontraban proyectos de movilidad sostenible como los carriles bici, creación de ludotecas públicas y parques infantiles o mejoras de los espacios de juego. "El espíritu debe ser transformar y reequilibrar Madrid con y para los vecinos, ellos hacen el trabajo a pie de calle pensando, proponiendo y participando. Pero a Almeida lo ha dejado bien claro en estos años, esto no le gusta nada", apuntala Maestre.
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