Sánchez y Díaz firman la tregua por el SMI para evitar otro choque tras las discrepancias en defensa
PSOE y Sumar salvan al límite una negociación que de no haber fructificado podría haber provocado una severa derrota para los socialistas en el Congreso.
En Moncloa señalan que las dos partes han cedido pero dan aire al espacio de Díaz y reconocen que es positivo que se anoten victorias políticas.

Madrid--Actualizado a
Las negociaciones y pactos al límite son ya una marca de la casa en el Gobierno de Pedro Sánchez. Ha pasado ya innumerables veces. No solo con partido externos, especialmente esta legislatura con Junts, sino también en el interior de la coalición con Sumar. Este viernes llegó uno nuevo a cuenta de la tributación del IRPF para los perceptores del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Las posiciones entre el Ministerio de Hacienda que lidera María Jesús Montero y la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz llevaban semanas muy enquistadas. La primera se negaba además a cambiar de posición y desde el ala socialista trataron de hacer pedagogía sobre una decisión fuertemente criticada por sus socios y por prácticamente todo el arco parlamentario.
El rechazo era tal que había posibilidades reales de que alguna de las iniciativas parlamentarias presentadas por PP, Sumar o Podemos para blindar la tributación a los perceptores del SMI saliera adelante. Los socios del PSOE estaban dispuestos a levantar el veto que el Gobierno puede imponer a la Mesa del Congreso sumando sus votos a los populares. Pero al límite de tiempo se llegó a una solución.
Como suele ser habitual en este tipo de negociaciones se generan diferentes relatos sobre quién ha cedido, quién no y cómo se comunica el acuerdo. A primera hora de la mañana de este viernes, desde los de Díaz acusaban a Hacienda de romper las negociaciones. Pero poco después se anunciaba el acuerdo. "Un acuerdo de este tipo tan técnico no se cierra tan rápido si está roto", deslizan fuentes socialistas.
Fuentes socialistas restan importancia a la manera de comunicarse el estado de las negociaciones pero apuntan a que el pacto estaba hecho ya prácticamente desde el miércoles y estuvo a punto de anunciarse. Por ello, el tiempo desde entonces lo enmarcan en la legítima necesidad de marcar los pasos políticos y diferenciaciones entre partidos. "Lo hemos conseguido por el bien de nuestro país, por el bien de los trabajadores", proclamaba Díaz tras el pacto sintiéndose ganadora.
En Moncloa, según las fuentes consultadas, reconocen en cualquier caso que no viene mal que Sumar se anote un punto político si eso sirve para fortalecer a los partidos que integran al Gobierno de cara a los próximos ciclos electorales.
"Se ha llegado a un punto de entendimiento, hemos cedido todos", interpretan en el equipo de Sánchez. El PSOE no habría cedido en introducir cambios en la ley del IRPF. "Hemos encontrado una solución que nos vale a las dos partes", añaden las mismas fuentes. "Lo que sería insostenible es que nadie cediera nunca", remachan.
Sánchez hace semanas dio la orden a Montero y Díaz de hablar del asunto y no dejarlo a a expensas de un más que presumible desangre en el Congreso, según las fuentes consultadas.
Por su parte, desde el principio en Sumar consideraban que Montero se había metido en un callejón sin salida y que el debate lo tenía perdido. Incluso consideran que nunca tuvo un apoyo expreso y rotundo de Sánchez. En el espacio de Díaz no pensaban que Hacienda fuera a llegar tan al límite de la negociación teniendo en cuenta la falta de apoyos con la que se iban a encontrar en el Congreso.
Naturalizar las diferencias
El pacto al límite llega justo en una semana especialmente sensible. Los últimos días han estado marcados por el debate europeo, llevado a la política nacional, sobre defensa y seguridad. El miércoles Sánchez compareció ante el Congreso sin conseguir convencer a las izquierdas de sus planes. En Moncloa asumen las diferencias pero al mismo tiempo han hecho guiños a las posiciones de sus socios.
"Partimos siempre de la base de que no pasa nada por discrepar. No se puede estar de acuerdo en todo, y en defensa lo estamos intentando interiorizar", reflexionan en la sala de máquinas del Gobierno. Mientras, en Sumar reciben los gestos de Sánchez. "Sumar confía en la palabra del presidente y no habrá recortes sociales", dijo este jueves Díaz en una entrevista en RNE.
En este contexto, Sánchez busca suavizar sus planes y cuida el lenguaje que usa. Ya dijo públicamente que rechazaba el término "rearme" y que prefiere hablar del concepto "seguridad". Durante las horas que estuvo hablando en la Cámara Baja evitó cualquier referencia a "gasto militar" o "armamentos".
En este camino consideran en el ala socialista que las posiciones sobre la autonomía estratégica de la UE es un punto de entendimiento con Sumar, así como el rechazo a los recortes sociales. Además, como ya ha verbalizado el propio presidente, las discrepancias en términos de defensa son "históricas" a la izquierda del PSOE desde los años 80.
Todavía es pronto para saber el grado de enfrentamiento interno que provocará el aumento del gasto en defensa. En Moncloa están pendientes aún de resolver cómo se concretarán los planes dependiendo de los instrumentos económicos que vengan de la UE y las partidas que se puedan incluir de cara a justificar el aumento ante la OTAN.
Pero en el entorno de Sánchez no creen que vaya a ir a más. "Nos queremos políticamente lo suficiente como para construir cosas, al contrario que PP y Vox, que solo se quieren lo necesario para taparse mutuamente sus vergüenzas", reflexiona un alto cargo en Moncloa. Precisamente estos días Alberto Núñez Feijóo ha tratado de agitar la soledad de Sánchez con sus socios en este asunto, al tiempo que rechazaba avalar sus planes. "Tenemos nuestras diferencias, pero estamos de acuerdo en lo sustancial y no lo decimos por decir", sentencian en Moncloa.
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