Milei abre el Congreso Nacional argentino cargando contra la oposición y la Justicia en medio de la polémica por la criptoestafa $LIBRA
El presidente argentino aprovechó la inauguración del periodo de sesiones del Congreso Nacional para insultar a una oposición ausente tras el escándalo de la criptomoneda $LIBRA.
El mandatario centró su discurso en la reforma del código penal, criticó a la Justicia y adelantó estar dispuesto a abandonar Mercosur en su alineamiento internacional con Donald Trump.

Sebastian Abrevaya (Página 12)
Buenos Aires--Actualizado a
Con el escándalo de la estafa $LIBRA como telón de fondo, el presidente argentino, Javier Milei, inauguró el 143 período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación a puro grito, agresiones y descalificaciones. A diferencia del año pasado, habló ante una asamblea semivacía, con casi la mitad de los legisladores ausentes y una pobre concurrencia de gobernadores e invitados especiales. Durante casi una hora y media, golpeó varias veces su atril, prometió reformas estructurales y atacó directamente contra el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, a quien volvió a exigir su dimisión.
No mencionó a los jubilados, la educación, la salud o la ciencia. Tampoco reivindicó la soberanía de las Islas Malvinas ni se refirió a las víctimas del atentado a la AMIA. "Si este Congreso eligiera no acompañar de forma mayoritaria al Gobierno nacional, sepan que eso no detendrá el proceso de cambio. Lo vamos a hacer librando la batalla que haya que librar en todos los frentes. Y nunca, pero nunca, nos rendiremos", advirtió Milei ya sobre el final. Pocos minutos después, su equipo daría la primera muestra de esto: el asesor Santiago Caputo agredió en los pasillos del Congreso al diputado radical Facundo Manes.
Apenas treinta segundos tardó Milei en pronunciar la palabra "casta". Fue el recurso que más utilizó a lo largo de toda su diatriba, gastando su trillado repertorio de agresiones contra "la casta política", "los gerentes de la pobreza", "los piqueteros delincuentes" y "los empresarios prebendarios". Durante los primeros minutos, el Milei se dedicó a elogiar las acciones llevadas adelante durante los catorce meses de su gestión. La inflación, la brecha cambiaria, los despidos en el Estado, la motosierra y un dato engañoso de recuperación económica. "Desde abril que la economía no para de crecer y ustedes keynesianos no pueden parar de llorar. Fue en V (la gráfica de la recuperación) aunque les duela a los del Frente para la Victoria o como sea que se llamen ahora", dijo, señalando el sector vacío donde se suelen ubicar los legisladores de Unión por la Patria.
Mientras avanzaba el discurso, tres funcionarios se llevaron las ovaciones de la barra libertaria. Fueron el ministro de Economía, Luis Toto Caputo, el portavoz Manuel Adorni y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien aplaudieron de pie por, según sus datos, "bajar la cantidad de piquetes de más de 8.200 a cero".
Uno de los momentos más fuertes del discurso fue cuando Milei habló de la inseguridad, anticipando que el Gobierno usará las muertes y las víctimas como parte de la campaña electoral y a Kicillof como contrincante: "Si quiere resolver el problema, tiene dos alternativas: abandonar esa visión abolicionista y castigar a los criminales, o correrse del camino y dejarnos resolver el problema a nosotros", dijo Milei, aunque esta vez evitó la palabra "intervenir", que había utilizado en su tuit del viernes.
Ante la escucha inmutable de la Corte Suprema, Milei lanzó críticas a la Justicia y aseguró que "no va a funcionar correctamente hasta que la política se decida a dejar de politizar los nombramientos de los jueces, fiscales y defensores públicos". Adelantó que van a enviar los pliegos de todos los cargos vacantes de la Justicia Federal, incluidos el procurador general, el defensor general, el defensor del pueblo, todos los juzgados federales, todas las fiscalías y todos los defensores públicos que hoy faltan designar.
Entre la serie de reformas que pidió llevar adelante este año, se destacó una reforma penal radical, que no sólo incluye modificar el régimen penal juvenil. "Necesitamos bajar la edad de imputabilidad y no sólo eso, necesitamos agravar todas las penas del código penal. Sí, todas las penas del código penal", sentenció, sin dar más detalles. Además, Milei anticipó "una reforma impositiva estructural" en la que sólo quedarían en pie seis impuestos. También exigió una reforma migratoria para "cambiar las condiciones de deportación para los extranjeros que delinquen".
En materia de política exterior defendió el alineamiento incondicional con Donald Trump y hasta mencionó a Elon Musk, a quien recientemente regaló una motosierra. Volvió a promocionar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y adelantó que estaría dispuesto a abandonar el Mercosur.
Uno de los tramos más aplaudidos fue cuando prometió salir del cepo cambiario "antes de fin de año". Para ello, le reclamó al Congreso que lo apoye en el acuerdo que negocian con el Fondo Monetario Internacional, "sin aumentar nuestra deuda bruta".
En un alarde de contabilidad creativa, el presidente argentino aseguró que "en los últimos 25 años, la política vía al Banco Central le robó a los argentinos 110.000 millones de dólares". Ahí fue cuando hizo la única referencia al escándalo por la estafa multimillonaria que hace quince días lo tiene como protagonista en todo el mundo: "Vengan ahora a hablar de estafa piramidal. Dale", desafió. Esa misma mañana uno de los medios más prestigiosos del mundo, The New York Times, había publicado una investigación sobre la criptomoneda $LIBRA y reveló presuntos pagos a través de intermediarios para acceder a reuniones con el presidente argentino.
Esta semana, el fiscal Eduardo Taiano pidió al titular de la comisión de Comunicaciones e Informática, Pablo Carro, que le enviase la versión taquigráfica de la reunión en la que media docena de expertos había dejado en evidencia la fragilidad del relato oficial sobre el supuesto desconocimiento de Milei de los pormenores del proyecto que terminó con unos 100 millones de dólares en manos de los estafadores.
Bancas vacías y palcos colmados
La ausencia del principal partido de la oposición, Unión por la Patria, con 98 diputados y 34 senadores, dejó un agujero imposible de disimular. Tampoco estuvieron algunos de los legisladores de Democracia para Siempre y los del Frente de Izquierda, que dejaron carteles en sus bancas. "Basta Milei. Estafador, hambreador, represor", decía una de las pancartas. Otra, "Milei estafa y discrimina", en referencia a la resolución publicada en el Boletín Oficial que calificaba de "idiotas", "imbéciles" y "débiles mentales" a las personas con discapacidad. Los aliados del PRO (Propuesta Republicana), la UCR (Unión Cívica Radical) y los bloques de la Coalición Cívica, Encuentro Federal e Innovación Federal completaron casi la mitad de la Asamblea Legislativa.
La Casa Rosada se quedó con las ganas de mostrar la foto de la Corte Suprema completa, como había prometido. En primera fila, a la derecha del presidente argentino se sentaron Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti y el designado por decreto Manuel García Mansilla. No estuvo el juez federal Ariel Lijo, designado por Mliei pero que todavía no juró en el cargo.
La representación de los gobernadores fue pobre. Apenas seis de los 24 llegaron hasta el Palacio Legislativo: los radicales Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Leandro Zdero (Chaco), el peronista Martín Llaryora (Córdoba), del PRO Jorge Macri (CABA) y Ignacio Torres (Chubut) y Claudio Poggi (San Luis). También estuvo presente el padre Javier Olivera Ravasi, defensor de genocidas y artífice de la visita de un grupo de diputados libertarios a Alfredo Astiz y otros represores en la cárcel de Ezeiza.
La vicepresidenta, Victoria Villarruel, escuchó todo el discurso en silencio. No hubo imágenes del saludo al entrar. La transmisión oficial no lo captó. La tensión con ella atravesó toda la asamblea, a tal punto que Milei la cortó en seco sobre el final, cuando la vice quiso dar por inauguradas las sesiones ordinarias y el presidente argentino se dio vuelta y le dijo "no terminé, no te apures". Le faltaba gritar "Viva la libertad, carajo".
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