Opinión
M. Rajoy "lo sabe"


Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
-Actualizado a
Hay gente que cree que las comisiones de investigación en el Parlamento no sirven para nada. Yo discrepo en parte de este planteamiento: es cierto que en España, lo de las responsabilidades políticas que mueven a esas comisiones es casi una utopía; todavía se discute en los partidos si un responsable público debe ser cesado, al menos temporalmente, cuando es imputado, procesado o condenado. Es decir, las responsabilidades políticas van mayoritariamente en función del proceso judicial, si se abre o no. Estas responsabilidades políticas, no obstante, deberían funcionar conforme a indicios contrastados sobre competencias in vigilando o ausencia de ejemplaridad en el ejercicio del cargo. Sobre los espacios de la vida privada -si es que queda alguno cuando ostentas un alto cargo público-, hay otro debate, igualmente interesante, pero que no viene al caso en estas líneas.
Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, compareció este miércoles en el Congreso para dar explicaciones por su papel (o no, un decir) en la operación Cataluña de las cloacas del Ministerio del Interior en su etapa como jefe del Ejecutivo. El responsable del este departamento entonces y persona de la máxima confianza de Rajoy, Jorge Fernández Díaz, procesado por la causa Kitchen, otra de cloacas, también lo hizo.
Entre los dos, y pese a sus esfuerzos por salir airosos e indemnes, nos ofrecieron un retrato muy preciso de lo que fue aquella corrupción de Estado, la más grave en 40 años tras los GAL de Felipe González. Rajoy lo negó todo, no sabía nada, dijo; presidía un Gobierno como quien ve una película de dibujos animados, quiso explicarnos; cero responsabilidades, cero disculpas por haber espiado y creado pruebas falsas desde su Ejecutivo contra adversarios políticos -en este caso, independentistas catalanes- para difundirlas a través de medios del Estado igualmente corrompidos y medios de comunicación ídem.
Fernández Díaz fue más cauto, en su línea; al fin y al cabo, como decíamos, está inmerso en un proceso judicial que lo tiene acorralado, o eso parece, y todo tiene relación en su trayectoria de ministro (2011-2016): los espionajes a los partidos soberanistas catalanes, la filtración de pruebas falsas a través de una UDEF adulterada, el intento de acabar con Podemos, la operación codirigida por la cúpula del PP de Dolores de Cospedal contra Luis Bárcenas, el tesorero del PP dispuesto de tirar de la manta de la corrupción del PP, o la estrecha colaboración del comisario Villarejo, el jefe de las cloacas más explícitas, que lo mismo te resuelve un tema del emérito y su amante que te soluciona (o lo intenta) un presunto acoso sexual y violento del compiyogui de la reina Letizia y yerno del jefe de una de las empresas favoritas del PP, donante confeso de la FAES de Aznar.
El exministro del Interior, no obstante, dio una exclusiva en la comisión del Congreso: "M. Rajoy" es Mariano Rajoy y figura en la lista de receptores de dinero de Bárcenas, concretamente, 373.000 euros anotados meticulosamente en los papeles del tesorero; calderilla para usted y para mí. Ese mismo Rajoy negó este miércoles haberse enterado de nada mientras las cloacas se vertían bajo su mando en La Moncloa; Fernández Díaz no confirmó nada, pero no importa: ya lo había confesado, orgulloso e impune. En Público lo destapamos, junto a otros comportamientos mafiosos de aquel Gobierno, de sus cloacas: "El presidente del Gobierno lo sabe", dice el exministro del Interior sobre M. Rajoy en una grabación en su despacho junto al entonces jefe de la oficina anticorrupción de Catalunya. Lo publicamos, lo mantenemos, solo tienen que informarse; los jueces, también.
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