Este artículo se publicó hace 4 años.
Encuentran microplásticos en la dieta de los pingüinos de la Antártida
Un grupo de científicos descubre "la amplia presencia" de poliéster y polietileno en su alimentación.
![pingüinos](https://imagenes.publico.es/files/image_horizontal_mobile/uploads/2024/12/05/6751ffa68647f.jpeg)
Madrid--Actualizado a
Un estudio certifica la amplia presencia”de microplásticos en la alimentación de los pingüinos de la Antártida después de analizar las heces de tres especies de estos animales en diferentes lugares y años. La investigación incide sobre la necesidad de conocer los efectos de estas partículas y de establecer medidas más efectivas para controlar la contaminación por plásticos y otras partículas de origen humano en el continente antártico.
Se trata de un estudio que se publica en la revista Science of the Total Environment y está firmado, entre otros, por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (MNCN-CSIC)
Como explica a 'Público' el oceanógrafo Atsuhiko Isobe, de la Universidad de Kyushy (Tokio), en 2010 se calculaba que sólo los países del G20 vertían a los mares entre 2 y 5,8 millones de toneladas al año. A nivel global, pueden ser ocho millones. "Hicimos una expedición y encontramos microplásticos desde la Antártida hasta Tokio. En la Antártida había hasta 10.000 piezas de menos de 5 milímetros por kilómetro cuadrado, mucho más de lo esperado", lamentó.
El peligro de los microplásticos y el tráfico marítimo
Como relata Andrés Barbosa, científico del MNCN y autor del trabajo: "Estos contaminantes llegan a mares y océanos principalmente a través de la basura y los desechos procedentes de las actividades antrópicas". Dada la baja presencia humana en el océano antártico y en la Antártida, cabría esperar una baja contaminación por microplásticos.
Los microplásticos son partículas de menos de 5mm que persisten en el ambiente y se acumulan en las cadenas tróficas.
Las estaciones de investigación, los barcos pesqueros y turísticos y las corrientes marinas hacen que estas partículas lleguen a estos hábitats, pudiendo provocar una alta concentración a nivel local, relata José Xavier, investigador de la Universidad de Coímbra (Portugal) y otro de los autores.
El objetivo del estudio, en el que también han participado investigadores de Reino Unido, fue analizar la presencia de microplásticos en la península antártica y en el mar de Scotia, dada la importancia ecológica de estos hábitats.
Para ello, se analizaron las heces de tres especies de pingüinos: el pingüino de Adelia ("Pygoscelis adeliae"), el barbijo ("Pygoscelis antarcticus") y el papúa ("Pygoscelis papua").
Pingüinos como indicadores biológicos
Los resultados muestran que la dieta de las tres especies está compuesta por distintas proporciones de krill antártico, en un 85% en el caso del pingüino de Adelia; un 66% en el del barbijo y, finalmente, un 54% en el papúa.
"Los pingüinos se utilizan para muchos estudios porque su biología y ecología son bien conocidas y el hecho de que sean depredadores les convierten en buenos indicadores de la salud de los ecosistemas en los que viven", subraya Barbosa.
Por otro lado, Joana Fragão, de la Universidad de Coímbra señala que la frecuencia de aparición de estas sustancias fue similar en todas las colonias, lo que induce a pensar que no hay un punto de origen concreto de contaminación dentro del mar de Scotia. "Se encontraron microplásticos en un 15, 28 y 29% de las muestras, respectivamente, en las tres especies estudiadas", detalla.
"Es necesario seguir estudiando en esta línea para comprender mejor la dinámica de estas sustancias y sus efectos en estos ecosistemas para guiar nuevas políticas de gestión en el continente antártico", concluye Filipa Bessa, de la misma universidad.
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